viernes, 10 de febrero de 2012

El juicio final?



Muy pocas personas conocen en realidad que es lo que motiva a una persona del común, enseñada y acostumbrada a los ritos religiosos, a las oraciones, al miedo, el temor divino y la indicación “moral”, a decidir no congratularse más con la idea de un ser progenitor del universo, dador de vida,  omnipresente y omnisciente, que todo lo hace , lo ve, lo espera y lo inventa, capaz de destruir con un soplo y de diseñar con una palabra las maravillas y las cosas hermosas del planeta y del cosmos entero, a decidir por la humanidad, a juzgar y
someter por la eternidad a millones de millones de personas juntas al tiempo, de considerar al hombre una “granuja” que debe adorarle por toda la vida, para tener la dicha de llegar al paraíso y disfrutar de la felicidad por la eternidad, que de no ser así, deberá sufrir por la misma medida en el infierno aterrador,  arrepentido de sus pecados eternamente, sin misericordia alguna y sin perdón ninguno el día del juicio final.

Semejantes barbaridades, excentricidades, propias de un hombre al borde de la locura, intentan mantener la idea de un todopoderoso misericordioso, eterno e incambiable, que se supone ha vivido desde el origen de la vida, cuando desde la tierra sacó al hombre y de sus costillas a la mujer, como creación ultima y perfecta de su obra de arte, formas estas de concebir la vida y la evolución de la humanidad de manera infantil y ciega, creyendo mantener la razón y la justa verdad en el sometimiento bárbaro de quien asome una inquietud sincera a su pensamiento lógico.

Mientras más conozco a dios, menos creo en Él.

Lo anteriormente dicho serviría para crear un dios moderno, pero la Única razón por la cual decidimos separar la fantasía de nuestra conciencia es, cuando conocemos la CIENCIA.

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